Se
dice que Tras el matrimonio de Clodoveo I, rey de los francos salios, con
Clotilde, ella le insistió en convertirlo al catolicismo, pero no accedió a su
consejo hasta que, durante la batalla de Tolbiac contra los alamanes (496)
decidió invocar a Cristo y obtuvo la victoria. El 25 de diciembre de un año
comprendido entre 496 y 506, el rey y 3000 guerreros francos de su ejército
fueron bautizados por Remigio, dando inicio a la tradición católica de la monarquía
francesa y obteniendo el apoyo del clero para la expansión de su reino; a
partir de Enrique I en 1027, todos los reyes de Francia fueron consagrados en
Reims (salvo Luis VI, Enrique IV y Luis XVIII). Aunque la tradición asegura que
buena parte del mérito de la conversión se debió a Remigio, la biografía de San
Vedasto de Arrás (más conocido como Gastón de Arrás) afirma que también
contribuyó este personaje a la conversión; pero Gregorio de Tours no lo
menciona. Según una tradición, al faltar el santo óleo para ungir el bautismo
del rey, un ángel apareció en forma de paloma y se transformó en una ampolla de
santo óleo que desde entonces se utilizó para ungir a los reyes de Francia.
Hoy
primero de octubre celebramos la onomástica de San Remigio al cual Clodobeo le
dio varias tierras donde mandó consagrar varias iglesias. No asistió a ningún
concilio francés y se hizo representar en el de Orleáns,y una vez terminada su
mición en la tierra San Remigio fue enterrado en la pequeña iglesia de
Saint-Christophe o San Cristóbal, hoy actual basílica de Saint-Remi. En 852,
Hincmar, autor también de la principal de sus biografías, procedió a reunir sus
reliquias, de las que llevó una parte mínima a Sainte-Marie de Reims.