domingo, 31 de agosto de 2014

San Ramón Nonato

ME ENCOMIENDO A TI


     Cuídanos y protégenos de los chismes y habladurías parecía ser la plegaria más frecuente de los feligreses que estaban reunidos en el pequeño templo de San Nicolás de Tolentino en donde se pedía a favor de las mujeres embarazadas al tan aclamado San Ramón Nonato; y a todo esto, por qué este santo tan milagroso se llama así, pues a decir de los visitantes y del sacristán Emeterio González se llama así nuestro Santo ya que al momento de quella mujer estaba esperando en su vientre a un niño, murió y San Ramón se aferró a la vida y nació a 1 semana después de la muerte de su madre, es por ello que hacemos referencia a el cómo Nonato, el no nacido.

     Es por ello que a esta celebración acuden en su mayoría mujeres embarazadas y mujeres que tienen un embarazo de alto riesgo, las cuales se encomiendan a este santo que dicho sea de paso es uno de los más aclamados entre estas mujeres y que en forma de agradecimiento muchos de los niños que pronto nacerán llevarán por nombre, Ramón.

     Así mismo y de acuerdo a las historias de la gente presente, muchos llevaban entre sus manos candados de distintos tamaños; y es aquí donde surge otra de los favores por los cuales se encomienda la gente a este santo; la colocación del candado en el templo de San Nicolás de Tolentino es a favor de que la persona que ponga su candado sea librado de chismes y habladurías de la gente que lo rodea, tal vez poco tenga que ver con la verdadera historia, ya que a San Ramón Nonato lo castigaron sellando sus labios con un candado atravesado entre ellos para así, de este modo dejar de predicar la palabra de Dios, sin embargo la fe inmensa de las personas lo relacionan con encomendarse a él y así alejarse de todas las malas lenguas como hace mención los fieles feligreses.


     Poco o mucho que tenga que ver la verdadera historia con los milagros de dicho Santo, todos debemos de recordar que la fe mueve montañas y el poder de la fe puede hacer que lo que tanto deseas se haga, ya que debemos recordar que el ser humano de por si siente la necesidad de creer en algo supremo a él, algo que existe en el corazón y no en la razón, y que mejor que hacerlo en la palabra de Dios y de todos aquellos que sirvieron a el en vida y que aun después de su muerte ayudan a la humanidad a no perder la fe en nuestro creador.